Sunday, April 17, 2005

Wat do you post?


Aún a riesgo de parecer una maniática … (y qué más me da? si no conozco ni a la mitad de los que leen esto) … os diré que hay ciertas preguntas habituales, retóricas, llámense X, que al final del día me sacan de quicio (como todo lo que no entiendo). Me repatea la gente que se comporta en todo momento de modo previsible, estructurado, vacío… siendo seres humanos supuestamente inteligentes e imaginativos deberíamos poder relacionarnos con algo más de soltura. Y desde luego, guardar las formas es importante, la estructura social es importante, el orden jerárquico también lo es, la buena educación, es un gran invento y la prudencia otro, pero por Dios!! ¿Quién dijo que a cualquiera en cualquier momento se le pudiera preguntar

“QUÉ TAL” ??!!

Pero qué tal EL QUÉ!!!! Pensadlo por un momento. ¿Existe una pregunta más estúpida y ambigua que esta? ¿Y por qué la gente se obstina en usarla a todas horas? Y aunque la tratemos en un contexto general en plan “TODO”, en las presentaciones, por ejemplo “Hola qué tal …(todo)” es una auténtica encerrona porque ¿de verdad te crees que te lo voy a contar “todo” si acaban de presentarnos? Y en ese momento, sólo quedan dos opciones, la de “ Muy bien Gracias” cosa que puede no ser cierta pero no pienso contártelo … o bien la opción de “ Encantada de conocerte” que desde luego también puede no ser cierta y más si tenemos en cuenta que no tengo ni idea de quién eres y por lo tanto no se lo encantada que puedo llegar a estar por haber sido presentados … por lo menos no en este momento.

Ya tenemos un “¿Qué tal?” y un “Bien Gracias” y aquí es cuando la cosa se pone fea para algunos y tú te encuentras con tu copa en la mano, esperando paciente … muy paciente … a que el que tienes delante, a pesar de haberse metido en el mismo atolladero un sinfín de veces, de el siguiente paso … y ojo, a ver qué me vas a decir ahora!! Porque como se te ocurra mencionar algo relacionado con la temperatura ambiente o la cantidad de gente que hay en este local… verás lo rápido que me disculpo cortésmente por haber visto a alguna amiga a lo lejos (preferiblemente en la otra punta de la disco) y tengo que “dejarte un momento” para ir a verla … ¿qué importa si la chica en cuestión es absolutamente imaginaria y aprovecho que evidentemente no me está mirando para saludarla efusivamente con la mano, dedicarle una gran sonrisa y salir a su “desencuentro”? Vamos! No me digáis que no lo habéis hecho nunca! No es culpa mía … todo esto lo empezó el otro …
Estas asépticas introducciones son recomendables para situaciones de compromiso, trabajo y esas cosas porque entonces sí hay un guión y una estructura. Es decir, si quiero decirle a alguien que la única forma de pago que acepto es un HOY MISMO, para no parecer un buitre carroñero y despiadado es conveniente que me tome medio minuto para preguntar “qué tal” y así no dar la sensación de estar echando espuma por la boca … pero no cuando se supone que te estás relacionando con alguien de manera particular. Ahí no funciona.

A mi no se me ocurre preguntarle a nadie que tenga delante con una copa en la mano y al que me acaban de presentar que “qué tal” … me parece una falta de consideración, una descarada falta de interés y un gesto frío y cortante… tampoco es que uno se tenga que estrujar el cerebro buscando ser original … ¿de dónde eres?, ¿qué es eso que bebes?, ¿de que conoces a quien nos ha presentado? … qué se yo! Mil preguntas antes que el maldito “Hola qué tal” y es que todas ellas, por poco locuaz que sea el otro, conducen a un tema. El que tal … es un mal comienzo, una especie de callejón sin salida. Seguro que no soy la única que lo piensa pero no se si es porque todo el mundo intenta superar por afición el vacío que crea esa pregunta o qué, pero no paran de soltarla.
Y al teléfono … lo mismo. Frase odiosa para empezar una conversación de esas que no tienen un motivo concreto a parte de saludar a la otra persona…
¿QUÉ HACES?

Pues lo que hago si me llamas por teléfono y descuelgo y te contesto, es más que evidente … HABLO CONTIGO!! Eso es lo que hago! Y además, me parece de mal gusto interrumpir a alguien en cualquier momento, para preguntarle eso … porque … ¿y si me has pillado depilándome las piernas a la cera? … ¿de verdad esperas que te cuente que me has interrumpido a la mitad de la pierna izquierda? ¿Qué se supone que te contesto? Ah, ya se … es el mismo jueguecito de antes … “ No, nada…” (y … entonces … venganza … ) “ Y tú qué tal?” .

Luego está ese novio que pretende ser encantador y que cuando llegas a casa te pregunta tiernamente …

¿QUÉ TAL EL TRABAJO?

Ufff … esa es otra … porque mira bonito, en realidad no entenderías ni una palabra sobre eso y comprendo que podría matarte de aburrimiento si intentara explicártelo, así que todo lo que he estado haciendo durante las ocho últimas horas, pues sería tremendamente largo de contar y yo… te agradezco mucho el interés pero es que estoy cansada y … OK, vale, me rindo … “ Pues Bien Gracias” … (Otra vez en el mismo punto en medio del más absoluto y cotidiano autismo ) Qué amable …
Y no es que me haya propuesto darle la razón continuamente al género masculino en todos mis post … se trata de pura casualidad, en serio, pero si hay una pregunta típicamente maldita entre ELLOS que ilustra a la perfección lo que intento explicar y no me extraña nada que se hayan escrito tantos chistes sobre ella, es esa de ...

¿EN QUÉ PIENSAS?

Pues a veces estoy pensando en tantas cosas a la vez que no soy capaz de elegir una sola para contarla y a veces se que no estoy pensando en lo que los demás esperan que piense y si no quiero que se molesten, prefiero no contarlo y a veces, si estoy pensando en algo privado, me parece una pregunta entrometida y es que si quisiera que los demás se enteraran, lo estaría diciendo y no pensando, y otras veces… otras veces, lo que pienso, no lo se ni yo … pero el caso es que esa pregunta también tiene la consecuente respuesta de rigor que suele ser “en nada”. Creo que como ejemplo, sirve.
Charla insulsa, pérdida de energía, palabras que no conducen a nada … más nos valdría ladrar como perros y así conservaríamos el mismo y escaso nivel de comunicación, pero sin perder tanto el tiempo.

Post Gesture


Una mesa, veinte personas inmersas sin percatarse en la pesada digestión de manjares y alcoholes que se mezclan a su vez con las polémicas discusiones de turno. Todos ellos blandiendo sus tenedores en defensa de su verdad personal sobre cualquier tema, disparando a discreción todo tipo de razones. Y allí me encuentro, parapetada tras mi sonrisa de sábado, protegiendo mi retaguardia a base de sarcasmo, levantando barricadas con el muy práctico cinismo que nunca me falló en estos casos y defendiendo la posición de no querer tomar partido ni por lo que me digas tú, ni por lo que me diga el otro. Escucharé y sonreiré a ambos bandos, mientras se que por mucho que lo esperen, no me verán desenvainar la espada ni por unos ni por otros.Y es que los años y las cenas ya luchadas en la vida, me dicen que mañana nos encontraremos todos en la posguerra de la resaca y el único bando que pienso haber defendido entonces, es el mío. Salir de este tipo de encarnizadas batallas sin acabar despertándote al lado de un estandarte que no era el que blandías durante el aperitivo … es un error de postura demasiado fácil de cometer. Saber callar mientras hablas, es un arte en la guerra.

Personalmente prefiero los duelos a las guerras de mesa larga. Son mucho más íntimos… si quieres batallar por una tendencia política o por lo que sea, encontrémonos al atardecer. Dos personas frente a frente, eligen las armas y esperan a ver cuál de los dos cae batido por el más afilado argumento. Sin público.

Durante la cena, mientras se arman las bombas de trago corto y los viejos generales amartillan sus puros ante la caída del postre… en ese momento en el que tras detener varias embestidas te encuentras a un palmo escaso de la mesa, la zona de combate … las piernas cruzadas, la espalda y el codo sobre el respaldo de la silla, la mano girando el vaso que alguien te llenó con el arsenal etílico de los próximos diez minutos … justo a esa hora en la que el ruido de disparos y cañonazos se atenúa gracias a la tregua de cocinas, que durará lo que tarden en servir el café … justo entonces, te permites mirar a todos los demás soldados de soslayo … Alguno ves malherido y furioso, lanzando aspavientos, rezagado en una disputa que aún colea, por no aceptar ni la tregua … A otros, les ves a medio vencer por haber hecho mala distribución del armamento líquido. Los ojos rojos …. Uno que bosteza y mira el reloj … amigo, creo que se acerca tu momento de batirte en retirada …