Sunday, March 27, 2005

Post Reaction

Hay personas que reaccionan de forma curiosa cuando se les tacha de cobardes o se les llama “gallinas”. Entran en cólera, sienten la necesidad inmediata de demostrar que no son aquello de lo que se les acusa. Es la defensa automática de un valor que sobre todo ellos mismos necesitan para seguir adelante.

Por otro lado, hay personas que ante las lágrimas de otro, se ablandan y pierden toda la determinación. Acceden a casi cualquier cosa con tal de aliviar un llanto. (Que se lo digan a las madres de todo el mundo … o a los maridos de muchas mujeres).

Luego están aquellas personas que no pueden soportar que su sinceridad se ponga en duda ni lo más mínimo. Que ante cualquier atisbo de sospecha de que esto ocurre, argumentan y defienden la veracidad y honestidad de sus palabras, con gran vehemencia. Incluso llegando también a desencadenar estados de ira …

También se me ocurre pensar en aquellas personas capaces de actuaciones de todo tipo a cambio de afecto. Desde los humanos a los animales … cambian de actitud cuando pretenden ser queridos y bueno, hablar de la etapa de la adolescencia es hablar de la necesidad de aceptación y para conseguirlo, los jóvenes son capaces de desplegar actitudes de lo más variadas …

Y luego hay personas (hablo en plural pero me refiero a mi en concreto porque no conozco a nadie más con este problema) a las que les pierde que les digan la maldita frase de “te necesito”. Es una debilidad odiosa. Ni siquiera es útil como defensa de un valor. ¿De qué valor estaríamos hablando? Del de ser necesitado? El de ser útil a alguien, entonces? Del valor de la caridad o la solidaridad?

La última vez que alguien me lo dijo, me temblaron las piernas. Y es que a veces, el conocerse bien a uno mismo, no es suficiente para escapar de errores. Siempre quedan esas pequeñas astillas que por más que insistes en pulir persisten, a pesar de los años y de la experiencia. Por muy inteligente que seas, por mucho camino que lleves recorrido, siempre habrá algo de ti mismo que te conduzca inexorablemente a meterte en problemas o a relacionarte con gente poco recomendable. Sobre todo si estos aciertan a darle justo al botón interior que todo lo desencadena. Cobarde, mentiroso, popular … o una simple frase tipo “si en la historia de tu vida alguien realmente te ha necesitado, ese soy yo”. Y chasss! Todo tu sentido común se va al traste llevándose el autocontrol por delante y es que no lo puedes evitar aunque lo sabes, sabes que te estás metiendo en un lío … toda la maquinaria interior relacionada con la autoproyección de la propia personalidad, se pone en marcha de forma imparable …

Lo bueno que tiene esto, es que … tanto en el caso de los que no soportan ver las lágrimas de otro o son incapaces de ignorar un “te necesito” … al final, y por muy inconveniente que nos pueda resultar esa debilidad, siempre nos queda el consuelo de que “fue por una buena causa” por no saber cruzar los brazos ante alguien que sufre, está solo o perdido … porque sentir que una historia te conmueve, te hace creer que a pesar de todo sigues siendo humano.

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